lunes, 4 de mayo de 2009

¿TIENE FUTURO NUESTRA CIVILIZACION?

Entre nuestros males surgidos desde la Revolución Industrial los más graves son:

1/ La antinatural y desenfrenada expansión demográfica.

2/ El anormal crecimiento del consumo de energía del hombre contemporáneo.

3/ El sobrecalentamiento de La Tierra y el Cambio Climático.

4/ La fiebre de las migraciones desde las zonas rurales y conflictivas hacia los grandes núcleos urbanos.

5/ El desordenado y deshumanizado desarrollo de nuestros Asentamientos Humanos (Metro, Megaciudades e indefinidas Conurbaciones).

6/ La contaminación del aire, agua y tierra de nuestro planeta.

7/ La deforestación y desertización de nuestro planeta.

8/ La violencia de género.

9/ Las desviaciones de nuestra naturaleza sexual

10/ Los nuevos tipos de enfermedades incurables.

11/ El envejecimiento de la población.

Todos estos y otros muchos males, que en los últimos cuarenta años las Naciones Unidas los han tratado cada uno separadamente y sin relacionarlos con una Causa común es la causa del fracaso de obtener sus deseados objetivos, y en lugar de mejorar estos males todos han empeorado progresivamente.

La población del mundo, que en el año 1960 era de 3.200 millones de personas, que es 16 veces más que la que existía en la época de Jesucristo, durante este tiempo se duplicó y hoy tenemos 6.600 millones que es 33 veces mayor que la que existía en la época de Jesucristo, y el consumo de energía, comparándolo con lo que se consumía por el hombre en dicha época a la que podemos considerar como normal, en este tiempo ha crecido a una media de 3 veces más por persona, multiplicando estos dos factores resultaría, para el año 1960, 16 (aumento de la población del mundo) x 3 (aumento del consumo de energía por persona)= 48 veces más consumo de energía que el que existió en la época de Jesucristo, y en el año 2000 nos daría 33 x 3= 99 más consumo de energía que en la época de Jesucristo, pero según las estimaciones de las Naciones Unidas la población del mundo puede alcanzar en el año 2050 la cifra de 9.400 millones, que sería 47 veces mayor que la que existía en la época de Jesucristo, que multiplicándolo por 4-5 veces más consumo de energía por persona a la que se puede llegar para esta fecha nos daría 188-235 veces más consumo de energía que el que existía en la época de Jesucristo, siendo esta cifra el doble de la que existe hoy.

Tomando en consideración las consecuencias negativas que ya experimentamos, todo indica que nuestro planeta no puede satisfacer estas demandas ni evitar el sobrecalentamiento de La Tierra y el Cambio Climático, que ni existía en el año 1960.

Lo mismo es válido para las migraciones de la población desde las zonas rurales hacia las mayores ciudades existentes la cuales aún tenían escala humana y tamaños definidos, estructura ordenada, distribuciones funcionales y formas expresivas y relaciones armoniosas con su medio ambiente.

En estas ciudades no existían las contaminaciones de agua, aire y tierra, ni las violencias de género y desviaciones de la naturaleza sexual, ni el envejecimiento de la población en la escala que hoy tenemos.

Como además de estos males que afectan más a nuestra vida existen muchos más tipos de males, como el egoísmo, injusticias sociales, las inmoralidades, la pérdida de la vida familiar, inseguridad ciudadana, robos y todo tipo de crímenes, drogadicciones, etc., todos producidos por el erróneo modo de vida del hombre contemporáneo, si no cambiamos nuestro erróneo enfoque de tratar nuestros males separadamente unos de otros como algo dado y sin relacionarlos con una Causa común, por la falta de tiempo que tenemos hasta el año 2050, cuando se habrá duplicado el consumo de energía que poseemos hoy y habrán aumentado progresivamente nuestros males, nada podrá evitar una destrucción planetaria, un catastrófico fin de nuestras civilizaciones.

Madrid, 2 de Febrero de 2009
Ferenc Z. Lantos

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