lunes, 11 de mayo de 2009

¿QUÉ HA CAUSADO LA REPENTINA CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL Y CÓMO SE RESOLVERÁ ÉSTA?

Si juzgamos este problema directa y aisladamente de otros problemas y males sin relacionarlos con una Causa común de todos, que es el mal enfoque de nuestros especialistas, esto, según ellos, es la causa de un desfase de producción y venta de los productos, la especulación, la desconfianza y el miedo de inversiones, etc., que paraliza el movimiento de capital, que pasado un tiempo, como ha ocurrido anteriormente, se mejorará.

Empero, como la verdadera Causa de este y otros de nuestros males no es tan simple, sino que está relacionado con la Verdad sobre la Existencia, juzgando este problema desde este punto de vista, observamos que en el mundo hay dos tipos de economía, una es el desarrollo mismo de nuestro Mundo Manifestado, en el que, donde no interviene el hombre con su conducta y actividades, a pesar de que este mundo está compuesto de innumerables especies animadas, cada una con una necesidad de mantener sus vidas, nuestro Mundo es capaz de satisfacer estas necesidades, asegurando un uso y distribución de sus bienes lo más económicamente posible.

Este resultado positivo está logrado por ser implantada la Verdad sobre la Existencia, que es el Amor Puro y Universal, en los instintos de cada especie, que dirige sus conductas sin posibilidad de cambiar de sus partes sus conductas.

Desgraciadamente, esta situación tan favorable de mantener la economía mundial perfecta no existe en la especie humana, siendo la causa de esto su única y especial naturaleza humana, compuesta además de Instinto también de Espíritu, que al ser idéntico con el Espíritu Supremo, del Amor Puro posee sus facultades de Conciencia, Conocimiento y Fuerza Creativa, a través de la que puede reflexionar, juzgar y valorar los acontecimientos a su alrededor, obteniendo así su libertad de actuación y de ser guiado por su idea, de cuya consecuencia sus necesidades para obtener su felicidad cambia.

De la historia de la conducta y actividades de la especie humana hemos observado que sólo cuando logra establecer el perfecto equilibrio entre la parte Espiritual y la Instintiva de su naturaleza es cuando coincide su Idea con la Idea Subyacente con la Existencia Real del Amor Puro y cuando sus necesidades coinciden con las de los otros seres animados por debajo de su nivel y cuando nuestro Mundo Manifestado puede satisfacer las necesidades de todos los seres animados que la componen y establecer una economía equilibrada y perfecta a nivel mundial.

Cuando por la exagerada valoración de su vida instintiva sus demandas materiales aumentan desproporcionalmente, como está ocurriendo actualmente en todas las partes de nuestro planeta, y los hombres buscan su felicidad en posesiones materiales, llegando hoy, por culpa de nuestra exagerada “materialista filosofía del mundo y de la vida” a que la población del mundo, con sus 6.600 millones de habitantes, o sea 32 veces más, pero según las estimaciones de las Naciones Unidas, esta cifra, para el año 2050 podría llegar a la cifra de 9.000-10.000 millones, que es 45-50 más que nuestro planeta tenía en la época de Jesucristo, que si lo multiplicamos por el antinatural crecimiento del consumo de energía de los hombres contemporáneos, que para el año 2050 puede llegar a tener una media de 4-5 veces más de lo normal por persona, significaría (45-50) x (4-5)= 180-250 veces más consumo de energía de lo que existía en la época de Jesucristo.

Como esta antinatural demanda materialista nuestro planeta no la puede satisfacer ya, y como estando los hombres de nuestras civilizaciones absorbidos por esta falsa y suicida “filosofía del mundo y de la vida”, ningún intento práctico aconsejado por nuestros especialistas sobre economía podría parar el proceso destructivo de este fenómeno que nos espera para el próximo futuro.

Aunque hay una solución que es cambiar nuestra errónea “filosofía del mundo y de la vida” que desgraciadamente, por falta de tiempo, no es realizable pero valdría para salvar a los supervivientes de nuestras civilizaciones.

En esta situación tan pesimista alguien podría preguntarse que sentido hay de dedicar el tiempo en investigar la búsqueda para esta nueva “filosofía del mundo y de la vida” que corresponde para nuestras circunstancias y que podría anular nuestros males y abrir un nuevo camino para nuestras futuras generaciones.

A esta pregunta puedo contestar encontrándome entre estos pocos investigadores que el precio de este trabajo es el de sentirme elegido para participar en corregir la errónea conducta de mis congéneres, cuyos resultados, si no ellos, los disfrutarán otras generaciones, que desde el punto de vista de la humanidad es la misma.

Madrid, 7 de Enero de 2009
Ferenc Z. Lantos

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